1. UNA CUESTIÓN DE AHORRO
El trabajo principal de cualquier asesor es el asegurar a su cliente el menor coste fiscal, además de una rentabilidad máxima en el resultado de la declaración. Y es que, pese a que por cuenta propia se puede realizar la declaración para ahorrar, hay veces que lo barato puede salir caro. Principalmente porque aparecen muchos conceptos como ganancias patrimoniales, compraventas o donativos, entre otros, que pueden intervenir.
Asimismo, uno de los puntos de inflexión de cualquier declaración es la realización de la misma individual o conjunta. Cualquier contribuyente siempre tiene estas dudas y no sabe bien en qué poner énfasis para su decisión (propiedades en común, estado civil, situación económica…), por lo que el asesoramiento de expertos es fundamental.
Por otra parte, aparecen las deducciones autonómicas. Porque sí, las estatales se aplican de forma automática pero cada Comunidad Autónoma tiene unas vicisitudes diferentes, algo que deberás conocer para maximizar tus beneficios.
2. CONTAR CON AYUDA EXPERTA
La experiencia es un grado y en el caso de la realización de la declaración de la Renta aún más. ¿Por qué? Principalmente porque se trata de una tarea con muchas aristas a las cuales sacar rendimiento. Como cualquier aspecto en la vida, tiene sus trucos y la figura del asesor cobra importancia.
Es cierto que hacer la declaración por cuenta propia puede generar algunas ventajas, pero un asesor fiscal lleva varios años haciendo un volumen de rentas que seguramente cualquier declarante habitual no alcance ni en varias vidas. Y cada una de ellas con características diferentes que permiten ampliar conocimientos.
Además, como parte de su trabajo, cualquier asesor debe estar al tanto de cualquier cambio fiscal. Y, precisamente durante 2018, los cambios legislativos en el marco de los autónomos han sido bastantes. Esto, de forma consecuente, afecta a la declaración del ejercicio 2018.
3. OLVÍDATE DE DESPLAZAMIENTOS, CITAS PREVIAS, LLAMADAS…
Y es que cada minuto con el número en la mano, esperando sentado en la Administración para que te atiendan, es tiempo que el negocio del autónomo pierde. No es solo el que se puede perder por no realizar una deducción correcta o una nueva aplicación legislativa, sino encima el que por dudas puede acarrear en desplazamientos. Además, súmale posibles citas previas, llamadas para consultas o comprobaciones con Hacienda. En fin, una tarea farragosa que con un asesor se minimiza. Este te ayudará e incluso se pondrá en contacto con la Administración en tu nombre, por lo que tan solo tendrás que preocuparte de tu negocio.
4. CUIDADO CON EL BORRADOR
La supresión del programa Padre para la llegada de Renta Web de la Agencia Tributaria ha traído consigo algún que otro cambio. Principalmente en que desde la Administración no hay complicaciones a la hora de realizar el borrador y sí, es útil para declaraciones sencillas en las que tan solo incurran rendimientos del trabajo. Pero cuando aparecen ya rendimientos patrimoniales, de acciones o cualquier otra de las múltiples características a cumplimentar en la declaración de la Renta, todo se complica.
Asimismo, los trabajadores autónomos deben tener en cuenta muchas más características y datos a los que Hacienda no tiene acceso para poder hacer un cálculo previo. Si bien en una renta de un trabajador por cuenta ajena desde la Administración se tiene acceso a sus rendimientos laborales. En el trabajador por cuenta propia Hacienda deberá conocer el rendimiento de cada autónomo, sus ingresos y gastos, y esa tarea dependerá del propio contribuyente.
5- LOS ERRORES SE PAGAN
No es una forma de hablar en la Declaración de la Renta. Cualquier error no declarado tendrá sanciones. Cada contribuyente podrá hacer rectificaciones en la declaración presentada hasta el 2 de julio, pero posteriormente no. Asimismo, en caso de haber presentado la declaración con cantidad a ingresar y después realizado una rectificación, se aplicará un recargo del 5% sobre la cantidad errónea. Mientras que un error no declarado antes del 2 de julio supondrá un recargo del 25% sobre la cantidad errónea y/o no declarada y una sanción a convenir según el error.
Así, para evitar cualquier tipo de error, el papel del asesor fiscal se antoja prácticamente fundamental. Porque no solo puede el declarante dejarse deducciones que le beneficien, sino que también puede caer en no declarar todo y con ello sufrir sanciones.
NO LO DUDES, ¡¡NOSOTROS TE AYUDAMOS!!